Influencia del consumo de alcohol en la ludopatía
Vamos a hablar de la influencia del consumo de alcohol en las personas con ludopatía. En primer lugar, el aumento de la impulsividad asociado al alcohol suele llevar al jugador a tomar decisiones arriesgadas o continuar jugando a pesar de las pérdidas. Además, amplifica el efecto gratificante asociado con el juego. Es decir, causa un ciclo en el que los dos comportamientos se refuerzan, lo que puede provocar graves consecuencias físicas, psicológicas y financieras. En consecuencia, el alcohol resulta particularmente perjudicial en las personas con trastorno de juego.
Por otro lado, en Ivatad observamos que el trastorno del juego y el trastorno por consumo de alcohol coexisten en numerosas ocasiones. Esta comorbilidad no solo aumenta la gravedad de la ludopatía, sino que dificulta su tratamiento. Por lo tanto, comprender la influencia del alcohol en personas con adicción al juego resulta fundamental para evitar el empeoramiento y posibles complicaciones.
Interacción entre alcohol y ludopatía
Como comentábamos, el alcohol ejerce una gran influencia sobre el comportamiento. Particularmente, en las personas que presentan trastorno del juego. Veamos cuales son los prinicipales aspectos que caracterizan la interacción entre alcohol y ludopatía:
Aumenta la impulsividad: el alcohol afecta al juicio y el autocontrol aumentando el comportamiento impulsivo. Esto suele provocar decisiones de juego más arriesgadas o sesiones de juego prolongadas.
Disminuye la capacidad cognitiva: el alcohol afecta negativamente a las funciones cognitivas, como la evaluación de riesgos o la capacidad para detener comportamientos dañinos. Por lo tanto, su consumo está relacionado con mayores pérdidas en el juego y la dificultad de gestionar las emociones.
Refuerza la conducta de juego: el consumo de alcohol amplifica los efectos gratificantes del juego, creando un ciclo de retroalimentación. Es decir, un comportamiento (beber alcohol) refuerza al otro (jugar). De hecho, bajo los efectos del alcohol, resulta más probable que aumente el juego, así como el propio consumo.
Cabe destacar que el alcohol no afecta por igual a todas las personas que sufren ludopatía. Sin embargo, por los motivos citados anteriormente, el consumo de alcohol (al igual que las drogas o cualquier sustancia psicoactiva) empeora o dificulta el tratamiento de la ludopatía. Veamos con detalle cada uno de estos aspectos.
Alcohol, impulsividad y juego
El efecto del alcohol sobre el autocontrol es un factor crítico para el abordaje de la ludopatía, ya que favorece el comportamiento impulsivo. Es decir, bajo la influencia de las bebidas alcohólicas resulta más probable actuar sin considerar las consecuencias. Por ejemplo, el alcohol favorece que las personas con trastorno de juego sean más propensas a volver a jugar tras un periodo de abstinencia o a jugar y apostar por encima de sus posibilidades.
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Además, la impulsividad inducida por el alcohol también favorece el aumento del tiempo de juego. Todos estos factores implican una mayor asunción de riesgos y un posible empeoramiento de la ludopatía. Por esta razón, cabe destacar la importancia de abordar simultáneamente el consumo de alcohol o drogas en el abordaje de la adicción al juego.
Alcohol, funciones cognitivas y juego
De igual modo que la impulsividad, el impacto del alcohol en las funciones cognitivas influye significativamente en el comportamiento de juego. Esto es debido al efecto sobre la toma de decisiones y la evaluación de riesgos. Por ejemplo, el alcohol reduce la capacidad de evaluar las probabilidades de juego y las pérdidas, lo que favorece el exceso de confianza y empeorar la dependencia.
Por consiguiente, resulta más probable llevar a cabo conductas arriesgadas bajo los efectos del alcohol, como realizar apuestas elevadas o intentar recuperar las pérdidas persistentemente.
De igual modo, el impacto del alcohol sobre el funcionamiento cognitivo dificulta que las personas dejen de jugar incluso en situaciones perjudiciales. Es decir, empeora la gestión emocional de la angustia asociada a las perdidas. Tengamos en cuenta que la combinación de “malas decisiones”, junto a los problemas financieros, desencadena un gran sentimiento de culpa, impotencia y frustración en los jugadores. De hecho, en los casos más graves, este mecanismo puede llegar a provocar la ideación suicida. Por todas estas razones, resulta de vital importancia abordar simultáneamente el consumo de alcohol en el tratamiento de la ludopatía.
Retroalimentación entre alcohol y juego
La interacción entre alcohol y juego crea un poderoso bucle de retroalimentación impulsado por el refuerzo positivo. Esto es debido a que el alcohol amplifica los efectos gratificantes del juego. Es decir, aumenta la emoción y la euforia en las ganancias, lo que hace que la experiencia de juego sea más placentera. Con el tiempo, este emparejamientorefuerza ambos comportamientos, ya que las personas recurren cada vez más al juego y al alcohol simultáneamente para conseguir estas sensaciones.
Por otro lado, la capacidad del alcohol para atenuar las emociones negativas, como el estrés o la frustración, puede generar un mecanismo perjudicial de afrontamiento para gestionar las pérdidas. Recordemos que “recuperar las pérdidas” es un síntoma distintivo de la ludopatía y que el alcohol modifica intensamente el estado ánimo.
En resumen, los efectos del alcohol suelen favorecer el aumento de la frecuencia e intensidad del juego y agravar la dependencia. Por esta razón, es recomendable que las personas afectadas por trastorno de juego se mantengan alejadas del alcohol.
Comorbilidad de alcoholismo y ludopatía
Como comentábamos, la ludopatía y el trastorno por consumo de alcohol (alcoholismo) aparecen con frecuencia simultáneamente. De hecho, un gran número de investigaciones sugieren que los factores de riesgo comunes de ambos trastornos contribuyen a esta comorbilidad.
Por ejemplo, la predisposición genética juega un papel importante en el desarrollo del alcoholismo y también de la ludopatía. La ciencia ha determinado que las personas con antecedentes familiares de adicción son más propensas a desarrollar ambas afecciones. Por otro lado, ciertos rasgos de personalidad (como la impulsividad o la búsqueda de sensaciones) aumentan la vulnerabilidad frente al alcohol o el juego, ya que favorecen estas conductas como formas de gratificación o evasión. Por último, las influencias ambientales, como la permisibilidad social, la presión de los compañeros o el fácil acceso a lugares de juego y al alcohol, también contribuyen a la aparición de estos trastornos. Todos estos factores interaccionan entre sí aumentando la probabilidad de presentar ambos trastornos simultáneamente.
Cabe destacar que, esta comorbilidad no solo aumenta la gravedad de cada trastorno por separado, sino que también complica el tratamiento, ya que las personas deben abordar los mecanismos psicológicos entrelazados de la ludopatía y el alcoholismo.
Conclusión
El consumo de alcohol suele empeorar y dificultar el tratamiento de la ludopatía. Como consecuencia del efecto que ejerce el alcohol sobre las funciones cognitivas, aumenta la impulsividad y modifica la toma de decisiones, por lo que resulta más probable asumir riesgos mucho más elevados con el juego. Además, también refuerza los efectos gratificantes del juego, creando un bucle de retroalimentación que intensifica ambos comportamientos.
Por lo tanto, el consumo de alcohol puede agravar la dependencia del juego. Además, esta combinación favorece el desarrollo del alcoholismo. De hecho, ambos trastornos aparecen frecuentemente de manera simultánea, con las consiguientes complicaciones.
En conclusión, la importante interacción entre alcohol y ludopatía sugiere a las personas con trastorno de juego evitar el consumo de bebidas alcohólicas. Además, también apunta la necesidad de un tratamiento específico que contemple el abordaje simultáneo de ambos trastornos. Para más información, contacte con el centro de ludopatía en Valencia Ivatad.