En este invierno tan paupérrimo, nos vemos obligados a acudir a los últimos santuarios en busca de nuestro bien más preciado. Si la nieve no acude a tí, acude tú a la montaña.

Las condiciones nivológicas en los Pirineos en Febrero, están a la altura de un mes de Mayo. Pero el sol no alcanza a calentar las vertientes nortes que se encuentran heladas.

Es curioso constatar, que por encima de todas las adversidades, nuestra determinación es la mejor herramienta que tenemos para salvar obstáculos. Ella nos alumbra en la oscuridad.

El pico Malpintrat en el valle de Benasque, ofrece una excelente bajada a la solana, con una cómoda aproximación por el camino del Puerto de la Glera e ibón de las Gorgutes. A 2000m encontramos nieve continua.

Esta noche el rehielo ha sido muy bueno y aunque amanece con vientos moderados de norte, a media mañana paran completamente y eso nos garantiza unas condiciones de nieve primavera excelentes para el descenso.

El Malpintrat representa una de esas montañas solitarias pirenaicas muy poco frecuentadas, en verano o en invierno.

Pero se encuentra en el corazón del Valle de Benasque y entre los tres gigantes del valle. Desde su cima, las vistas de 360º son espectaculares.

Conocer el medio en el que uno se mueve y tener la capacidad de adaptarse a las necesidades que se presentan en él, es vital. Instinto de supervivencia. Renovarse o morir. El que no se mueve, está parado.

Fantástico escenario el que plantea un descenso de montañas blancas sobre planicies marrones. Un paisaje muy andino. El contraste de colores es tan apasionate, como saber que somos los únicos que nos encontramos dispuestos a descender estas laderas.

Esta montaña parece estar caprichosamente vestida de blanco, pero la realidad es que la cota de nieve en vertiente sur se encuentra actualmente a 2000-2200m. En vertientes norte, baja a los 1800m.

Muy bien aprovechado el último billete en esta primavera invernal, antes de nuevos cambios anunciados. Nos vamos a casa con la sensación de haber acertado plenamente con el objetivo.

Unas condiciones primaverales excelentes, que nos permiten disfrutar de estos pequeños ahorros, como si de una fortuna se tratase. La felicidad no se compra.