Este año, gracias a las generosas nevadas en el Pirineo occidental, el devastador paso de «Elsa», nos ha permitido entrar en el clásico anticiclón invernal de finales de año, en unas condiciones más que aceptables.

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Como última salida del año, elegimos Collarada. Una cima grande, con una generosa bajada orientada al sol.

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Hoy, no tenemos prisa. Recién pasado el Solsticio de invierno, el sol sale tarde, vuela bajo y entra pronto. La transformación del manto se hace de rogar.

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Decidimos subir por la canal de la izquierda, parece que le ha dado más el sol y nos ofrecerá una bonita llegada a cima por la cresta.

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En general, el manto nivoso muy estable en orientaciones soleadas. La nieve dura como el mármol.

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Al llegar arriba, la nieve ya está al pil-pil, se ve que ya ha liberado su esencia y se encuentra a nuestra total disposición.

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La última vez que pisé esta cima, fue en la compañía de Khamûl. Te la dedico, eterno amigo.

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Para el descenso, decidimos meterle la canal central, una especie de half-pipe, con un poco más de pendiente y con su parte orientada al S, en unas condiciones aparentemente deliciosas. Es la hora.

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Tito, con su Splitboard de Mendiboard, con un diseño artístico obra del señor «Koldo Pastor pinche güey», abre el melón. Time to eat.

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Don Xabier Elortza Saez de Egilaz, de «Ormaizti». No sólo saben robar setas…

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Mr. Hodei Yurrita. Siempre show. Ski or die.

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Hoy, Collarada nos ofrece una bajada en pura mantequilla, te permite pisar y correr con seguridad, pala ancha, show no mercy.

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Empezamos a bajar, poco antes de las 14:00, por una razón o por otra, creo que era la hora exacta para esta montaña, hoy.

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Casi mil metros de pala en unas condiciones casi inmutables de arriba abajo. Besos para todos los que fueron, son y serán.

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Urteberri on!

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