La historia de esta montaña y su silueta ha estado presente en mi mente toda mi vida. Mi padre la ascendió por su vertiente norte cuando tenía 23 años. Su historia y muchas otras siempre estuvieron presentes en mi casa.
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Teniamos la oportunidad de compartir una expriencia única en esta montaña en Octubre, después del cierre de temporada de guías. Cuando este rincón del Valais parece enmudecer.
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Solos nosotros tres en toda la montaña con la incertidumbre de una meteorología que en esta época es realmente imprevisible. La puerta a los altares de este pináculo se pueden cerrar en cuestión de minutos, pero nuestro talismán parece haber regresado con mucha fuerza. De momento un silencio inquietante denuncia una calma aparente.
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La Hörnligrat es la clásica cresta NE de ascensión al Matterhorn, por donde los auténticos héroes de esta montaña conquistaron su cima en 1865. Es increible pensar en cómo debió ser aquello.
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El refugio de Hörnli, que cierra a finales de Septiembre, deja abierta una habitación de refugio de invierno libre. El tema del alpinismo en Suiza es simplemente otro deporte. Calidad de vida.
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La víspera, desde la base de la pared vigilamos durante horas los sucesivos descensos de diferentes cordadas para estudiar sus movimientos en los diferentes torreones de roca que se suceden en la vertical cresta de 1200 metros de desnivel.
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Al bajar, la mayoría no ha podido hacer cima y todos parecen haber tropezado por culpa de la misma rémora, la imposibilidad de marcar un horario adecuado a las condiciones de la montaña.
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Antes de que se despierten los conejos atacamos la montaña, cuando antes salgamos antes volveremos. Por lo que nos dijeron los últimos en volver, que eran los únicos que habían hecho cima, 4h Solvay y otras 4h cima, casi el doble de lo normal.
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Hay bastante nieve arriba y su itinerario está oculto en un laberinto de roca de esquisto, donde cualquier extravío te lleva a una trampa.
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A pesar de no parar ni para beber o comer el día se ha hecho muy largo. A partir del hombro el viento es muy gélido y golpea con dureza nuestra voluntad. En el momento más crítico es donde ponemos a prueba nuestra fuerza mental. Pero una vez salimos a la última pala, ya no se nos va a escapar.
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Hacemos cima. Y es el lugar en el que más cómodos nos encontramos, el sol calienta nuestros cuerpos helados.
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Durante la subida, al llegar a la cabaña de emergencia de Solvay (4000m), empezamos a darnos cuenta de que pasariamos noche aquí. Sin comida ni agua extra, debiamos administrar muy bien lo que llevábamos. Aventura de la buena. Anteponemos seguridad, al horario.
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Por la altitud, la deshidratación y el frío del día anterior, la noche en Solvay no es una de las mejores citas, pero el lugar privilegiado desde donde podemos contemplar el amanecer de un nuevo día no tiene precio. Nos queda bajar en un día en el que amenaza tormenta al mediodia. Tenemos que escapar antes.
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A la bajada elegimos una variante de descenso a toda cresta hasta llegar al «Steinchslag» a 3700m. Bastante fácil, buenas presas y con posibilidad de asegurar. Cada paso que damos nos hace más grandes y fuertes.
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De regreso en Hörnli una única misión, fundir nieve para beber y cocinar a destajo.
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A diferencia de la mayoría de gente que viene y vive esta experiencia a contrareloj, nuestra elección es otra, vivirlo intensamente durante una semana, para asimilar mejor esta experiencia y la ascensión a esta montaña. La montaña más bella del planeta. Las estrellas nos acompañan y después de un año duro, podemos redimirnos con esta proeza, que dedicamos a los nuestros, a los que nos acompañaron siempre. Va por ellos.
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Hemos confraternizado con esta montaña, somos uno. Nuestra esencia se ha nutrido de ella y algo hemos dejado en ella nosotros. Disfrutamos de todo su esplendor y la vivimos en cámara lenta para que entre más adentro de nuestros poros. We belong together.
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Después de recorrer durante dias gran parte de este valle, nos regalamos como despedida una tarde de Spa, completamente solos también. Y nos declaramos enamorados de este lugar para siempre.
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Agur
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Como ya tenía una experiencia previa… me siento muy solidario y he sufrido y disfrutado con vosotros en la distancia… me hubiera gustado vivaquear con vosotros en el Riffelsee para ver el Cervino al amanecer desde allí…. ¡todo en conjunto una gran experiencia! ¡Inolvidable!
Como decía el amigo con quien compartimos el Cervino… los del valle se conforman con mirar… ¡pobres!, no disfrutan como nosotros. Ahora él duerme para siempre en el Annapurna
Qué delicia de reportaje. Me has hecho recordar cada paso dado en mi ascensión hasta Solvay, que alto está. Preciosos recuerdos, agradecimientos incontables. Una historia imborrable formando parte de tu Yo más íntimo e intransferible. Besos
Joder, ez dakitx zer esan. Zorionak. Reportaje ezin hobea.
Argazki ederrak eta esperientzia aberatsa. Zorixonak eta eskerrik asko konpartitzegaitik !!